Homenaje al poeta Domingo F. Faílde

21.02.2014 19:47

Tendrá lugar en la Fundación Caballero Bonald de Jerez de la Frontera el viernes 27 de marzo. Se irán poniendo los poetas y músicos que intervegan a medida que se vaya confeccionando el acto.

 

 

27/3/2014: HOMENAJE A DOMINGO F. FAÍLDE/FUNDACION POR MARIANO RIVERA CROSS
CABALLERO BONALD/JEREZ DE LA FRONTERA
SEMBLANZA A MODO DE RELATO:
¡QUÉ TÓRRIDA MORADA! (Las termas del Averno)
Amigo Mariano: ¡No te vayas a asustar. Qué eres muy aprensivo y te conozco! Resulta que
por estos lares donde me hallo, también se pueden enviar e-mail como en la Tierra, y, fiel a mi
costumbre, te escribo un extenso correo electrónico relatándote mis últimas peripecias. Bueno,
comienzo ya:
“O dormía, o todo estaba tan oscuro que no puedo describirte el paisaje sideral. Por lo que
tengo que comenzar el relato desde que, de nuevo con forma y cuerpo, mis ojos pudieron divisar
cuanto me rodeaba. Y como yo no iba a ser distinto al resto de los mortales que llegan a la vida
eterna, me dieron un folleto con el fin de seguir las siguientes instrucciones; en primer lugar, visitar
el infierno, después la gloria y, en caso de favoritismo, el purgatorio. Por lo que he de empezar a
relatarte la visita a los infiernos. Y dado que en ese descomunal espacio, tintado de rojo, no existen
objetos ni formas geométricas de paisajes, te relataré una selección de las conversaciones
mantenidas por los personajes a mi parecer más interesantes que moran en este antro, algo más
calentito que las playas de nuestra piel de toro en verano.
Lucifer daba gritos y andaba por todas partes y dado que el tumulto y el desorden era tal,
con una corte de guardas y acompañamientos, todos ellos con un vestuario muy similar al de los
policías de asalto de nuestro planeta Tierra, comenzó la visita de todos sus departamentos y
mazmorras para reconocer prisiones, presos y condenados, con el fin de cambiarlos de piso o darles
de baja, según sus comportamientos, y también con el fin de distribuir a los nuevos moradores que
detrás del Ministro Diablo hacíamos colas para saber qué departamento nos corresponderían y
cuántos millones de años tendríamos que pasar en ellos.
Y cuando ya habíamos bajado al piso mil novecientos treinta y nueve, a eso que oímos un
gran tumulto de voces, disparos, golpes y llantos mezclados con injurias y quejas. Y entre todos,
una figura entre hombre y mujer andaba disparando a todos, por lo que parecía rey o reina,
presidente o primer ministro de uno de tantos países de nuestro planeta: la cabeza tenía coronada de
azucenas de iglesia, el cuerpo lleno de heridas y por el cuello y los hombros le colgaban chorizos
frescos y cientos de collares de distintos tamaños, todos ellos de perlas majórica. Llegose a la figura
Lucifer, y dando un trueno que hizo temblar todo el infierno, le dijo:
– ¿Quién eres, alma, aún aquí prepotente y presuntuosa?
– Yo soy Carmen Polo, esposa del dictador Francisco Franco, Generalísimo de los
ejércitos españoles. Y si bien no hubo virus ni treta ni atentado que pudieran quitarme la
vida sino que fue la edad quien fue devorando mi natural hieratismo lánguido, vengo
cargada de armas, disparando a troche y moche, porque es mi deber espantar a los
españoles que quieren arrebatarme mi pazo gallego y, a un tiempo, advertir con mi
algarabía a su Ilustrísima, Señoría de los Infiernos, para que interceda ante las
autoridades españolas y los restos de mi querido esposo, tan casto que fue él en vida que
tiene que andar por la Gloria porque por estos lares tan calentitos no me lo he topado por
mucho que lo busco llamándole como siempre hacía en la intimidad "mi gordito
paquiño", reposen por muchos miles de años en el Valle de los Caídos, por donde han de
pasar para coger el túnel de Guadarrama cincuenta o cien mil coches a diario, y tienen
todos sus ocupantes que ver, les gusten o les revienten de envidia, esa gigantesca cruz de
piedra, recuerdo de su colosal corazón, orgullo de la historia de España.
- Pues hija mía, deja de disparar tiritos porque te vas a quedar sin pazo y sin tu "gordito
paquiño" en el Valle de los Caídos. Pasa el tiempo y pocos sois los que renegáis de
vuestras negligencias y necedades. "Tu gordito paquiño" fue un dictador muy pacato y tú
una solapada hipócrita, y a lo más que me avengo es a decirte que lo sigas buscando por
estos túneles y pisos de mi infernal morada y, aunque sea la única y última vez, echéis un
polvo como Lucifer manda, con toda la parafernalia de gritos, improperios y venalidades
salidas de madre, como corresponde a este horneado recinto.
Fuese la visita su camino hasta acercarse por orden de Lucifer a una sima muy honda donde
existía una gran revolución. Millones de hombres y mujeres, afligidos los rostros con sangre
extraídas por sus propias manos temblorosas de ira, atormentándose y suplicando decían como en
única voz de coro: “Si yo volviese a nacer; si yo volviera a la vida; si muriera de dos veces”. Mas
los demonios acompañantes del rey de las tinieblas estaban tan enfadados de oírlos que les decían:
“¡Ladrones, mentirosos, malandrines, hipócritas, timoratos y falsos, pese a que sois todos unos
incestuosos, pederastas, mariquitas y en vuestras más íntimas entrañas todos sois amantes del
fetichismo, sí, adoradores ocultos de las prácticas del sado! Si volviérades a nacer mil veces, cada
vez tornárades a morir sin probar el más exquisito bocado de la lujuria. Tenéis mucho miedo a ese
Rey de los Cielos, y de la Gloria tontos del culo, y la mayoría de vosotros dejaréis pasar una vez
más la posibilidad terrena de saborear el auténtico placer sexual que no es otro que el practicado en
Sodoma y Gomorra. ¡Contentaros con imaginar la pasión del sado y contentaros con la esperanza de
la lotería semanal que os brinda nuestro Comandante en Jefe Satanás: al azar, todas las semanas
escoge a dos de vosotros, sin distinción de sexos, y os permite morir de placer durante la no
despreciable cantidad de doscientos millones de años! ¡Pues ya a callar, insensatos, meapilas! ¡A
callar!
Gusto que me dio saber existía este departamento dedicado a los amantes del Marques de
Sade, por mí tan loado. Mas me vi obligado a ser parte de la “visita” y seguir al séquito de Lucifer
en su inspección diaria de los infiernos. ¡Y cuán horrenda y asquerosa la visión del siguiente
departamento horneado! Yo que nací con gustos sibaritas para la gastronomía, muy escrupuloso por
cierto como corresponde a un aristócrata dieciochesco, muy a lo Casanova, tan ídolo como el
marques desde mi tierna adolescencia, me entraron las peores arqueadas que había experimentado
en toda mi pubertad, bilis que presto me obligaron a tragar los diablos por mi remilgada cobardía
por no admitir el canibalismo humano.
En una mesa alargada, a la vista sin fin, donde reposaba con las vísceras y órganos genitales
fuera de sus sitios, totalmente cubierto de gusanos y pus, con unas dimensiones también infinitas
porque nunca se terminaban pese a ser devoradas, el personaje histórico de Hitler, al que le
hincaban el diente millones y millones de judíos con una avidez desmadrada, mientras otro turno de
millones y millones de judíos, les jaleaban al tiempo que le apremiaban en su voracidad. Todo ello
envuelto en una ensordecedora música de himnos militares nazis que se metía por los oídos hasta el
punto de hacerlos estallar en surtidores de sangre que les servían como salsa a los comensales para
acompañar la deliciosa pieza de caza.
Y como el rumor es parte del universo y por estos lares siderales se destila con la misma
diligencia que el propio vino jerezano, y se rumorea que mañana toca la “visita” al departamento de
“Personajes míticos” de la literatura, no sé cómo voy a dormir sabiendo que pronto me voy a
encontrar cara a cara, entre otros personajes míticos, con La Celestina. ¡Mariano, buen amigo, qué
maravilla, escucharla declamar su discurso sobre la Vejez y la Enfermedad, o ante el mítico Quijote
en las playas de Barcelona, caído y vencido por el Caballero de la Blanca luna pero sin renegar por
ello de su amada Dulcinea! Ojalá estuvieras aquí y lo disfrutáramos los dos juntos. Mas no cruce el
entrecejo, amigo Mariano, no quiero decir que desee tu pronta muerte: todo lo contrario, viva largos
años y cuide vuesa merced con su linda Lola de mi dulce y bien amada dulcinea Dolors.
Y perdona, amigo Mariano que este e-mail haya llegado a su fin porque a la vista está que el
señor Lucifer se cansa con facilidad y ha dado orden de enviarnos al limbo de los infiernos, hasta
tanto no recorramos con su séquito su inmensa morada. Por lo que cada día te podré enviar el relato
de una nueva visita, y, como en nuestro planeta al tiempo le cortamos las patas y las alas, antes de
que vueles a la región donde me encuentro, vas a tener en tu poder miles de páginas de un material
que mi amigo Pablo el de Vitrubio se va a quedar con la boca abierta y no va a tener más remedio
que editarlo y venderlo en el Vaticano para escarnio de la curia.
Oliendo a tostado por lo caliente de estos lares, y contento por presagiar que a la postre el
Señor Lucifer me enviará al Departamento de los amantes de Sodoma y Gomorra, te envía un fuerte
abrazo tu amigo
Domingo F. Faílde: Verae amicitiae sempiternae sunt - Las verdaderas amistade
son eternas. (Cicerón)

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